La Fundación SIP ha cumplido cuarenta años en 2024. Conmemoramos su juventud a los veinte y veinticinco años, con sendas publicaciones, y ahora celebramos la madurez en estas páginas que quieren reflejar lo hecho en este tiempo. Llegamos con sentimientos encontrados. Por un lado, alegría, no es fácil en ningún ámbito, y quizás menos en el de la paz, mantener la presencia y la actividad durante cuarenta años. Gratitud a los fundadores Jesús María Alemany, José Luis Batalla y José Ramón Bada, a Carmen Magallón, su directora durante muchos años y ahora presidenta. Agradecimiento a las instituciones, Gobierno y Cortes de Aragón, que han hecho posible este camino con su encargo y acompañamiento. A todos los miembros del SIP que han entregado tiempo y saber a la causa de la paz, a los cientos de profesores y profesoras que nos han iluminado, a los miles de participantes en las sesiones públicas de las distintas actividades, a los equipos de trabajadores y trabajadoras que han puesto lo mejor de sí. A las entidades e instituciones que forman con nosotros una red, en especial a las de AIPAZ (Asociación Española de Investigación para la Paz), con las que compartimos análisis y propuestas para la paz.
Confesamos también sentir una fuerte inquietud por las dificultades del momento, amenazas a la paz, antiguas y nuevas. Nos preocupan las guerras en Ucrania y Gaza, pero además,
los más de treinta conflictos violentos menos visibles, las nuevas amenazas nucleares y las relacionadas con la ciberseguridad, las desigualdades y las brechas que fragmentan la sociedad y generan exclusión, las crisis de las instituciones multilaterales… Dentro de este panorama preocupante, encontramos esperanza en las actividades con estudiantes, en los talleres de mediación en los centros educativos y en los que constatamos el interés del profesorado y alumnado por aprender a resolver los conflictos sin violencia y a reconstruir las relaciones dañadas. Es un momento para dar cuenta de lo realizado, con la utilización de recursos públicos. Si para conseguir la paz hemos de prepararnos para la paz, una línea es reunir los saberes y herramientas para ponerlos a disposición de todos. Frente al clima de desesperanza y la parálisis, visibilizamos el patrimonio de paz, los testigos de la paz que nos inspiran y las experiencias con las que contamos. Preocupados por la simplificación y la polarización, nos esforzamos en el diálogo y el debate plurales. Frente a las prisas y la inmediatez, insistimos en la necesidad de tiempo para el diagnóstico y propuestas de terapia propios de la investigación para la paz. Hemos trabajado para construir puentes y derribar muros creando espacios de encuentro y diálogo, propiciando la reconciliación. No como meros espectadores de lo que acontece, sino tratando de ejercer diplomacia ciudadana con los medios de que disponemos….
(María Jesús Luna ,de la introducción)
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Presentación del libro: